Nuestros operarios le llevaban comida y le brindaban agua, que transportaban en el vehículo compactador que hacía su recorrido por este sector de la ciudad, recordándonos siempre que el perrito es el guardián de las casas, que protege a nuestros usuarios y que, además, es el mejor amigo del hombre. SERVI nos hacía correr a recoger pronto los residuos, ya que, si tardábamos, él rompía las bolsas en busca de comida. Entonces, se convirtió en nuestro más fiel supervisor y en quien nos hacía apresurarnos.

De igual modo, nos defendía de otros perritos que no nos querían mucho porque sentían que invadíamos el territorio de su amo. Pero SERVI siempre estaba ahí, esperándonos con su colita y su carita de felicidad. Un día, después de varios recorridos, no encontramos a SERVI. Lo buscamos, pero nunca llegó a mover su colita como de costumbre, ni a cuidarnos de los demás perritos, ni, sobre todo, a hacernos correr por aquellas bolsas que quedaban en las calles.

Averiguamos con usuarios del sector, y supimos que a nuestro SERVI lo adoptaron unos buenos padres, quienes lo llevaron a vivir en una finca como guardián, donde le brindaron comida, cuidados y mucho amor. Pero siempre recordaremos a SERVI como nuestro perrito mascota, que nos enseñó a querer y amar a los caninos chiquinquireños, y a correr a prestar nuestro servicio antes de que rompan las bolsas. Sobre todo, nos enseñó a brindar alimento y bebida a nuestros perritos que habitan en la calle, quienes también merecen amor, cuidados y ternura.